Septiembre 2020.
El 5 de septiembre se conmemora en todo el mundo, el Día del Mieloma Múltiple, MM, el tipo de cáncer de sangre más común, después de la leucemia.
Se calcula que hay cerca de
230.000 pacientes diagnosticados con esta enfermedad en todo el planeta y en Colombia, casi 2.600 personas lo padecen.
El Mieloma Múltiple es un tipo de cáncer de la médula ósea, en el cual, por una alteración las células plasmáticas -encargadas de producir los anticuerpos y defenderse de las infecciones- se reproducen de manera excesiva y desordenada, causando alteraciones del sistema inmune y desequilibrando el funcionamiento del organismo, sobre todo del sistema renal. A diferencia de muchos cánceres el mieloma no aparece en forma de tumor, las células se dividen irregularmente y se extienden dentro de la médula.
El Mieloma Múltiple, está catalogado por la Organización Mundial de la Salud OMS como una enfermedad huérfana ya que afecta entre 1 y 4 personas por cada 100.000 habitantes. En Colombia se diagnostican casi 600 casos nuevos cada año. Aún así representa aproximadamente el 1% de todos los cánceres.
Síntomas:
No es un cáncer de fácil diagnóstico porque sus síntomas suelen ser confundidos con otras enfermedades, y suelen presentarse en estados muy avanzados. La edad promedio de diagnóstico está entre los 65 y los 70 años.Es por esto que, los expertos recomiendan hacer exámenes de laboratorio (que registran las alteraciones en las células aún antes de que la enfermedad se complique) si se presenta dolor crónico en los huesos, pérdida injustificable de peso, falta de apetito y dolor frecuente en la columna vertebral o en el pecho, desorientación o confusión mental y/o entumecimiento en las piernas. También si hay náuseas, fatiga, estreñimiento, sed excesiva, anemia, sangrados espontáneos o si se sufre frecuentemente de infecciones sin causa aparente.
Tratamiento:
Aunque el Mieloma Múltiple no es curable, si se diagnostica a tiempo, en muchos casos la enfermedad se puede controlar por varios años con medicamentos, los cuales reducen los síntomas. En algunos casos la quimioterapia y la radioterapia surgen buenos resultados. En los pacientes más jóvenes, se puede recurrir al trasplante de médula.
Con estas prácticas se disminuyen las recaídas y el pronóstico de supervivencia aumenta significativamente.