Infórmate y participa de manera activa en todo lo que tenga que ver con tus tratamientos y medicamentos. Conversa con tu médico, hagan acuerdos en el momento en que haya algún cambio de rutina para ti; lee y aprende sobre tu medicamento, entérate de los posibles efectos secundarios, fechas de caducidad, estar atento a las indicaciones de su ingesta, etc.
Escucha a tu médico, él sabe qué necesitas. Nunca cambies o suspendas la ingesta de un medicamento sin consultárselo.
La compra de medicamentos en otros establecimientos que no sean farmacias, puede ser peligroso, pues no hay nada que garantice su seguridad y calidad.
Almacena tus medicamentos en un espacio donde no se mezclen con otros productos como cosméticos o artículos de limpieza. Asegúrate de tenerlos en un lugar fuera del alcance de los niños y a una temperatura que vaya acorde a su naturaleza.
Procura conservar siempre su envase original, para así consultar en todo momento la posología u otra información importante.
Recurre a las alarmas en el celular para que no olvides tus dosis. Si lo prefieres también podrías crear un calendario de medicación o asociar la toma del medicamento con alguna actividad que hagas a diario.